Si tienes una casa, un depa o hasta un rinconcito independiente dentro de tu hogar, quiero que sepas algo: ahí podría estar guardada una entrada de dinero que hoy no estás aprovechando.
Mucha gente cree que poner un Airbnb es solo “subirlo a la app y listo”, pero la realidad es que sí hay trabajo detrás. La buena noticia es que es un trabajo que vale la pena: un alojamiento bien planeado se convierte en una fuente de ingresos constante y, en muchos casos, hasta en el sustento principal de una familia.
Te lo digo claro: no se va a atender solo, pero tampoco es un monstruo imposible de manejar. Lo puede operar desde un joven con ganas de emprender hasta un adulto mayor que quiera una actividad extra y sepa recibir bien a la gente.
Lo primero es entender que no necesitas tener una mansión ni un edificio de departamentos. Conozco personas que empezaron rentando una habitación con entrada independiente dentro de su casa y ahora tienen tres o cuatro propiedades. Puede ser un cuarto convertido en loft, un estudio atrás del patio, la recámara que antes usabas de bodega… lo importante es que sea un espacio privado, cómodo y que se sienta bien.
Un error común es querer llenar el Airbnb de cosas viejas que sobran en la casa. Es un grave error. No es un cuarto de tiliches: al contrario, hay que invertir. Pinta las paredes, ponle decoración sencilla, muebles bonitos, no recargues todo. Que sea funcional, limpio y acogedor. La cocina debe tener lo indispensable, que si alguien se quiere quedar un mes pueda hacerlo sin batallar: estufa, microondas, licuadora, unos buenos trastes.
Si vives en un lugar caluroso, ponle aire acondicionado. Si es frío, calefacción o cobijas de calidad. Y jamás descuides lo que más agradece la gente: un buen colchón y sábanas impecables. Lo mismo con el baño: agua caliente siempre, toallas decentes, todo limpio y revisado.
Una recomendación muy personal: no busques que tu Airbnb sea “uno más”. Que tenga algo que lo haga especial. A veces es una terraza bonita, un mural, una decoración temática, una vista, un patio con plantas. No necesitas gastar millones, pero sí pensar en la experiencia.
Por último, algo que la gente subestima: la hospitalidad. Un Airbnb se vive desde que el huésped te pregunta algo en el chat hasta que se va. Responde rápido, sé claro, deja instrucciones fáciles, ten detalles que sorprendan: una botellita de agua, un café, una guía con recomendaciones locales. Esos pequeños gestos traen grandes reseñas. Y las buenas reseñas traen más huéspedes.
Si estás leyendo esto y tienes una propiedad parada, o un espacio sin uso, de verdad piénsalo. Puede ser una de las mejores decisiones para tu economía familiar. Hazlo bien desde el inicio, cuida los detalles, mantén impecable el lugar y dale tu toque. Lo demás llega solo.
Si quieres ayuda para arrancar o necesitas resolver dudas, aquí estoy. Ya sabes: tu primer Airbnb puede empezar hoy mismo, solo hay que decidirse.
Gianco Urías Abundis Comunicador y consultor en creación de Airbnb desde cero.