Ciudad de México, julio de 2025.— El gobierno de Estados Unidos reinstauró esta semana un arancel del 17.5 % sobre el jitomate fresco mexicano, una decisión que amenaza con desestabilizar al sector agrícola en México y alterar los precios tanto en México como en el mercado norteamericano.
El nuevo gravamen afecta principalmente a productores de estados como Sinaloa, Baja California, Sonora y Michoacán, quienes dependen en gran medida de las exportaciones a Estados Unidos, su principal destino comercial.
Fin del acuerdo de suspensión
La medida responde a la ruptura del acuerdo de suspensión que, desde hace años, evitaba la imposición de aranceles a cambio de que México cumpliera ciertas condiciones comerciales. Productores de Florida alegaron prácticas de dumping —vender por debajo del costo— por parte de exportadores mexicanos, y el Departamento de Comercio estadounidense decidió reactivar el impuesto.
Consecuencias económicas
El impacto es significativo. Los productores mexicanos operan con márgenes ajustados y esta medida podría obligarlos a reducir personal, frenar exportaciones o incluso cerrar operaciones. A su vez, el consumidor estadounidense podría ver un aumento en los precios del jitomate, especialmente en regiones que dependen del producto mexicano durante el invierno.
En México, el golpe se sentirá con fuerza en las zonas rurales donde la producción y empaque de jitomate genera miles de empleos. Además, si el jitomate destinado a exportación se redirige al mercado interno, existe el riesgo de una caída en los precios nacionales.
Posición del gobierno mexicano
La Secretaría de Economía informó que analiza opciones legales bajo el marco del T-MEC, incluyendo acudir a un panel de solución de controversias si no se logra un nuevo acuerdo. También se planteó la búsqueda de nuevos mercados para el producto, aunque eso implicaría un proceso largo y complejo.
Panorama incierto
El regreso del arancel al jitomate mexicano reaviva las tensiones comerciales entre México y Estados Unidos, en un contexto donde la integración económica debería priorizar la cooperación. Por ahora, la incertidumbre prevalece, y los efectos concretos comenzarán a sentirse en las próximas semanas en el campo, en los supermercados y en los bolsillos de productores y consumidores.